Cuando sus padres fundaron la empresa, hace más de 30 años, fueron pioneros en España en la fabricación de placas electrónicas y en pocos años pasaron de ser una empresa familiar a atender pedidos con más de 100 trabajadores. La segunda generación de la firma Zubelzu S.L. tomó las riendas en plena explosión de la crisis económica. Necesitaban “poner en orden la casa” y culminar el traspaso de poderes de forma efectiva para poder centrar su estrategia en el futuro de esta empresa de fabricación de circuitos impresos.
Una muñeca parlanchina, los amortiguadores del coche, el mando de la tele, las ambulancias, una fresadora automática, el termostato de casa, los mandos de un avión o los contadores de gas y agua, entre un sinfín de aparatos que utilizamos en el día a día, esconden en sus entrañas un circuito impreso, producto estrella de la empresa Zubelzu S.L., una de las 10 únicas firmas que en la actualidad se dedican en toda España a la fabricación de estos soportes electrónicos.
A finales de los años 60, Anselmo Mújika y Venancio Oca, compañeros de trabajo y amigos “de toda la vida”, buscaron una alternativa al incierto futuro que le esperaba a la empresa para la que trabajaban y cada día, según culminaban su jornada laboral, se reunían en el caserío familiar de Anselmo y comenzaron a fabricar lo que conocían bien por profesión: placas electrónicas. En 1978 fundaron formalmente la empresa Zubelzu, nombre del monte próximo al caserío donde habían jugado toda su infancia.
“La fuerte y creciente competencia por precios del mercado asiático y de los países del Este, de Hungría o Bulgaria, les ha llevado a ajustar precios y a reinvertir de manera constante en mejoras de producto y de producción. Y esa seguirá siendo la tendencia previsible. “No se puede competir en precios y eso que el sector está creciendo en el ámbito internacional. En España había más de 50 empresas y ahora quedamos 10”, explica Daniel Mújika.
En pleno proceso de reajuste, a caballo en el último traslado de la empresa a una nueva sede, los hijos de Anselmo y Venancio asumieron la gerencia y gestión de la empresa fundada por sus padres, que a fecha de hoy siguen siendo dueños de la compañía. Articular ese traspaso de poderes a través de un protocolo familiar, consensuado por todas las familias, los dueños y los actuales gerentes, fue el primer paso que encomendaron a TACTIO.
Siempre nos hemos resistido a la intervención de una consultora externa; sentíamos que nadie conocía la empresa como nosotros, pero TACTIO captó rápido la esencia de la fábrica
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